¿Los niños mal enseñados por los padres?

Recuerdo un día hablando con un amigo que tenía problemas con la familia. Bueno —todo el mundo más o menos tiene problemas—. Pero el caso era que, hoy en día, a los más pequeños no se les puede decir nada. Me contó que tenía unos sobrinos muy malos. No se les podía decir nada por qué esos pequeñajos eran muy movidos y gaberrillos —como casi todos los niños—. Aun así, cuando se les dice o se les corrige, los padres saltaban en defensa de sus hijos. ¿No se les puede decir nada? ¿Por qué no se puede? El amigo alucinaba porque no se les podía decir nada y encima, era una visita en su propia casa. No tenía poder ni en su casa y como reitero, si les decía algo, los padres se quejaban por el marcaje. Pues así estaba el asunto. Cuando estábamos hablando ese día me comento todo eso y yo alucinaba. ¿Cómo que no se puede decir nada a tus sobrinos? ¿Qué tienen que destrozar tu casa? —pregunte. Él afirmó con la cabeza y me dijo que sí, que era lo que había.
Es cierto que, hoy en día, a los más pequeños no se les puede decir nada, ni el maestro. Hoy en día si el maestro les dice a los niños, luego el niño va al padre diciendo que el maestro le dijo. Recuerdo cuando yo era pequeño, cuando eso pasaba —mi padre encima me castigaba— porque era una cosa que no tendría que suceder y más si el profesor te llamaba la atención. Pero hoy en día no es así, el padre iría al colegio a pedir explicaciones. ¿Lo veis normal? Yo no. Cuando uno va a la casa de uno de visita, la persona se tiene que comportar y no tener que llamarle la atención. Cuando se le llama y se le marca, es cuando se tiene que tener apoyo de los demás —si no es así, es normal que los niños salgan consentidos—. Eso realmente les perjudica el día de mañana en la vida —la vida es una jungla—. Por ello, cuando hablaba con el amigo, era evidente que cada vez que se juntaba en su casa, los niños no paraban de dar guerra en su casa y, sobre todo, tocarlo todo o aún peor, romper algo. Lo estaban viendo y los padres ni se movían, no hacen nada para evitarlo. Así estaban muchos niños hoy en día —con mucha impunidad—.
«Es curioso lo que está ocurriendo hoy en día en la sociedad. Está muy claro que en mi época eso no ocurría. Encima, si el profesor te castigaba, al llegar a casa, tus padres hacían lo mismo, sin piedad»
Igual son cambios de costumbres y cosas que ocurren. No se entiende, no, pero está muy claro que los niños hoy en día están mal educados en toda regla y sí, no se les puede decir nada. El día mañana es lo que hoy en día estamos viendo de gente joven, de fiesta o de discotecas. Vemos lo violentos que son y la poca educación que presentan. Es verdad que no se puede generalizar, pero si se está venido desde bien pequeños, que no se les puede decir nada —ni siendo los abuelos—, porque los padres se meten y ponen en duda su educación. También, esos que tanto se quejan, les da móviles o Tablet para que el niño no sea un pesado y dejan a los padres tranquilos. Fatal.
Sobre el amigo, no le quedó otra que aguantar las fechorías de los sobrinos. Cada vez que se juntan en su casa, le toca tener cuidado con según qué. Pues siempre lo tocan todo, lo rompen todo y no paran mientras los padres están haciendo otras cosas y no prestan atención a sus hijos. Esto último está ocurriendo de verdad y no solo es algo aislado. Estas cosas pasan de verdad porque los padres están cansados de tener unos hijos tan movidos —incluso, dan sus teléfonos y tablets para que estén quietos—.
Creo que, la vida evoluciona y las cosas evolucionan. Los seres humanos les pasa igual. Es posible que los críos sean así de movidos y así lo hicimos posible. Damos todo para que se callen y los protegemos demasiado. Por eso están como están. No hay mucho que hacer sobre esta temática y creo que cada vez irá a peor. Solo el tiempo lo dirá claramente. También nos damos cuenta de que no son como antes y son más parados y vagos.
Es verdad que no todos, pero es algo que se ve y no tienen ganas de metas y menos de tener un piso y una familia. ¿Qué les pasa y por qué son así? Raro. Aun así, no se les pide de ir nada porque se ofenden y no les ayuda en nada a encerrarse en ellos. Hay que luchar y levantarse para labrarse un futuro, pero estos creen que ni eso. Son flojos, lentos, y pasan de todo.
“La bendita juventud que al parecer nadie les toma en cuenta. Son diferentes”
Poco más podríamos decir. Creo que seguir por esta vía es enfadar a más de un lector. Como digo, no todos son así y menos unos vagos. Es verdad que lo tienen más difícil que nosotros y son de otra época, donde ellos, se tendrán que abrir un porvenir si o si. Ya no solo eso también. Existen muchos que llegan a pegar a sus padres de bien pequeños. Muchos los mandan a terapia, pero muchos nos cambian. No solo pegan y punto, existen familias que viven pánico en sus casas con hijos muy violentos. Ya no solo de 18 o 20 años, son incluso más jóvenes. ¿Qué les pasa y por qué hacen eso a sus padres? Yo creo que es algo más de lo que vemos, es decir, es algo más energético y, como muchas veces digo, —son entidades y fuerzas invisibles que interactúan con los más débiles y menos con gente sin fe—.
Cuando hablo con el amigo, siempre lo pasa francamente mal. No puede estar pendiente de sus sobrinos y más, teniendo que esconder muchas cosas porque todo lo tocan. Alguna vez le rompieron algo, pero no pasa nada. Los padres mi pio. Los padres, como es evidente, están muy cansados y siempre les da esos aparatos eléctricos —móvil o tablet— para que estén tranquilos. Eso mismo les dura poco, ya una vez que se aburren, empiezan las andadas mirando todo y tocar todo a su paso. Ya no solo eso también, ya incluso se meten en las conversaciones de los más grandes o van tras de ti para saber qué haces y por qué. Son impresionantemente malos y casi la gran mayoría de los críos son así de insolentes. Lo más triste es que se metan en las conversaciones como uno más, como un adulto más. Los padres no dicen nada y, encima, dejen que participen cortando a los adultos en sus conversaciones.
El amigo me decía que estas cosas ocurren porque los padres lo permiten. Antes estos temas no ocurrían y, cuando el niño se aburría, se ponía a jugar con sus cosas y no a ser un adulto más en la mesa. Si fuera, por ejemplo, en la calle, esos niños se buscan con otros niños para jugar a pilla-pilla, o el escondite, —cosa que hoy en día nadie hace y menos a esos juegos de antaño—. Hoy esos juegos no valen, ahora solo vale la tecnología y los videojuegos. ¿Qué les contarán a sus nietos cuando los tengan de qué hicieron de jóvenes? ¿Les contarán que su vida era todo un botellón y de borracheras y de pequeños molestar, al vecino en su propia casa? La verdad es que es muy triste.
Para acabar, no hay nada que hacer en estos menesteres. No me gustaría saber cómo serán las próximas generaciones y, si tengo suerte, no lo veré. Ahora, el que lo vea que apriete bien un poco el culo porque serán aún peores —eso dicen los psicólogos o sociólogos y psiquiatras—. A mi amigo no le queda otra que aguantar a que esos sobrinos se hagan grandes y terminen siendo dueños de la vida de los demás, pues quien está acostumbrada a ser de pequeño, así, será evidente una persona que domine a los demás sí o sí, guste o no. Poco más, amigos lectores, a seguir disfrutando de la vida y que nadie os diga que no podemos porque sí se puede y sí podemos. Somos y seremos los mejores en todos los aspectos y a quien nace como relleno de la vida, no le queda otra que vivir siendo un zombi.
Saludos a todos.
Miguel Ángel
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