Grupo Investigación Insólita

ESTATUAS ESCULPIDAS ANTES DE LA HISTORIA

Según la historia oficial, lo que se ve en esta foto no debería existir. Pero lo que ves sí existe, y nadie puede negarlo. En el corazón de los Pirineos Franceses, en la cueva de Le Tuc d’Audoubert, se han encontrado dos obras maestras del arte prehistórico que desafían nuestra comprensión de los orígenes de la civilización. Estas son dos esculturas de arcilla que representan bisontes, modeladas hace unos 14.000 años durante la última fase de la última edad de hielo, conocidas como Younger Dryas. Cuando, según la historia oficial, los humanos eran solo cavernícolas, la evidencia muestra que había al menos un Miguel Ángel de la antigüedad, capaz de esculpir roca con una habilidad increíble. ¿Y con qué herramientas, si no tuvieran ni hierro ni cobre? ¿O nos hemos equivocado al reconstruir nuestra historia?

La cueva está situada en la región de Ariège, en el suroeste de Francia. El acceso es difícil y la cámara donde se encuentran las estatuas, llamada el «Salón del bisonte», está aislada del mundo exterior. Aquí, entre estalactitas y paredes húmedas, dos figuras de bisonte moldeadas en arcilla aún están perfectamente conservadas. Las estatuas, de alrededor de un metro de largo y medio metro de altura, representan a un macho y a una hembra, con detalles extraordinarios: pezuñas, músculos, piel, e incluso las huellas dactilares de los artistas que las crearon. Todo esto es impresionante.

Según el erudito Jean Clottes, uno de los principales expertos franceses en arte rock, estas obras son «más que arte: son testimonios espirituales y culturales de una humanidad ya sofisticada» (Clottes, La Préhistoire de l’art, 1996).

Lo que hace que este descubrimiento sea aún más extraordinario es el contexto global en el que se hizo. A miles de kilómetros de distancia, en el corazón del océano Pacífico, se encuentra Nan Madol, una ciudad megalítica construida sobre una laguna artificial, ahora casi completamente sumergida. De acuerdo con recientes análisis batimétricos y observaciones postglaciales del nivel del mar, la construcción original de Nan Madol puede datar de mucho antes del 2000 a. C., tal vez incluso hace 13,000-14,000 años, durante el aumento del nivel del mar que siguió al último máximo glacial.

El geólogo Patrick D. Nunn ha señalado que las civilizaciones costeras en el océano Pacífico pueden ser mucho más antiguas de lo que se pensaba, aniquiladas por el aumento del nivel del mar después de los Dryas (Nunn, Islas desaparecidas y Continentes Ocultos, 2009).

Mientras tanto, en el sureste de Turquía, las excavaciones en Göbekli Tepe y Karahan Tepe han revelado templos monumentales construidos entre el 9600 y el 11600 a. C., en una era anterior a la agricultura y la metalurgia. Los pilares en forma de T tallados con animales simbólicos (algunos de los cuales no pertenecen a la fauna de Anatolia) sugieren la existencia de una cultura compartida o interconectada a gran escala. Según el arqueólogo Klaus Schmidt, que descubrió Göbekli Tepe, «estos sitios no se pueden explicar como simples construcciones tribales: detrás de ellos se encuentra una mente colectiva organizada, conocimiento acumulado» (Schmidt, Sie bauten die ersten Tempel, 2006).

Al vincular Tuc d’Audoubert, Nan Madol, Göbekli Tepe y Karahan Tepe, surge una imagen coherente: hace entre 14.000 y 10.000 años, durante la transición postglacial, poblaciones culturalmente avanzadas construyeron complejas obras arquitectónicas y artísticas.

Su distribución sigue una zona climática templada de la época, que coincide con las actuales regiones tropicales y ecuatoriales. Esta observación apoya la hipótesis, ya presentada por estudiosos alternativos como Graham Hancock y más recientemente por análisis genéticos y paleoclimáticos, de la existencia de una «civilización ecuatorial global» activa durante el Pleistoceno Superior. Según la historia oficial, nada de esto debería haber existido, pero ahora está claro que sí.

Fuente Facebook: los ovnis de la biblia.