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«PROJECT OUTGROWTH»: EL AAWASAP DE 1970

«PROJECT OUTGROWTH»: EL AAWASAP DE 1970

En 1970, un grupo de científicos e ingenieros de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos llevó a cabo uno de los estudios más ambiciosos en la historia de la investigación aeroespacial: el «Project Outgrowth». Este proyecto, poco conocido fuera de círculos especializados, intentó prever —con asombroso detalle— las tecnologías de propulsión que podrían desarrollarse en los siguientes 40 años. Hoy, documentos recientemente desclasificados y recuperados a través de solicitudes FOIA (Freedom of Information Act) por John Greenewald Jr. permiten aproximarnos a a una era en la que la ciencia, la especulación tecnológica y lo que hoy llamaríamos «ciencia de frontera» convergieron bajo el respaldo de una institución militar.
Dirigido por Donald M. Ross y editado por Franklin B. Mead, Project Outgrowth reunió a 28 científicos e ingenieros del Air Force Rocket Propulsion Laboratory (AFRPL). En su núcleo, el estudio analizó el futuro de la propulsión química convencional, pero también se atrevió a explorar conceptos revolucionarios agrupados en tres grandes áreas: propulsión térmica, de campo (field propulsion) y fotónica.
Uno de los aspectos más visionarios del estudio fue su análisis de tecnologías emergentes como la propulsión por láser, una idea concebida un año antes por el Dr. Robert L. Geisler. Esta idea daría pie, en 1972, a la publicación de uno de los trabajos más citados en este campo: «Propulsion to Orbit by Ground-Based Lasers», de Arthur Kantrowitz.
Curiosamente, el marco temporal previsto por Project Outgrowth —40 años hacia el futuro— coincide casi exactamente con el surgimiento del polémico programa Advanced Aerospace Weapons Systems Application Program (AAWSAP) y su derivado, el Advanced Aerospace Threat Identification Program (AATIP), comúnmente vinculados a investigaciones sobre fenómenos aéreos no identificados (UFOs). Aunque no se puede establecer una conexión directa, el paralelismo en los objetivos —investigar tecnologías disruptivas de propulsión, materiales y efectos humanos— es notable.
Los informes públicos sobre AAWSAP mencionan explícitamente temas como: propulsión, generación de energía, estructuras y efectos en el ser humano, áreas ya tratadas por Project Outgrowth. En ambos casos, la especulación científica se convirtió en un eje central de los estudios patrocinados por el gobierno.
Uno de los aspectos más insólitos y controversiales del Project Outgrowth fue su disposición a considerar lo que denominaron “Unknown Sciences” (Ciencias Desconocidas), entre ellas la psicoquinesis (la supuesta capacidad de mover objetos con la mente) y la energía eléctrica natural, basada en fenómenos como la diferencia energética entre la Tierra y la atmósfera. También se mencionó la posibilidad de utilizar taquiones (partículas hipotéticas más rápidas que la luz) como medio de propulsión. Aunque estas ideas podrían parecer hoy propias de la ciencia ficción, reflejan un periodo en el que la imaginación científica tenía carta blanca, incluso dentro de contextos militares rigurosos.
El legado de Project Outgrowth no terminó con su publicación en 1972. Más de una década después, en 1983, la Princeton Combustion Research Laboratories hizo referencia directa al estudio en otro informe sobre propulsión espacial, evidenciando su influencia duradera. Incluso publicaciones alternativas europeas, como la revista alemana UFO-Nachrichten, difundieron versiones abreviadas del proyecto, lo que llevó su eco hasta la comunidad ufológica internacional.
Hoy, más de 50 años después, los documentos desclasificados permiten una relectura de este experimento intelectual que intentó anticipar los saltos tecnológicos que cambiarían la exploración espacial.

Fuente: redes sociales. 2025.