Psicopatía y el Secreto OVNI: ¿Qué Hay Detrás?


¿PSICÓPATAS AL SERVICIO DEL SECRETO OVNI?

Desde hace décadas se especula sobre la existencia de un “Estado profundo” en Estados Unidos, una red de poder clandestina y opaca que va más allá de los gobiernos elegidos democráticamente y que protege secretos inconfesables. Entre los rumores más persistentes sobre esta estructura paralela, destaca la supuesta existencia de una oficina secreta dedicada al encubrimiento sistemático del fenómeno OVNI. ¿Cómo ha logrado este supuesto grupo mantener el secreto durante generaciones sin fisuras? ¿Son la élite de los servicios de inteligencia?

Pero quizás la pregunta más inquietante sea: ¿Es posible que su efectividad se deba a que entre sus filas se encuentren psicópatas?

Para empezar, hay que dejar claro que la psicopatía no implica necesariamente criminalidad, tal y como la suele mostrar Hollywood. Existe una categoría reconocida como psicópata funcional, individuos que operan con éxito en entornos corporativos, políticos o de inteligencia. Estas personas destacan por: Falta de empatía, gran autocontrol emocional, habilidades manipuladoras, ambición sin escrúpulos y capacidad para tomar decisiones duras, sin remordimiento.

Y no es ningún secreto que, en un medio, como el de la inteligencia, donde el secreto es esencial, la moralidad puede ser vista como un serio obstáculo. Sin embargo, para el psicópata no habría problema alguno, ni remordimiento, ni empatía. Aquí, el desapego emocional y la frialdad calculadora pueden convertirse en virtudes estratégicas muy valoradas y apreciadas.

De hecho, los psicópatas podrían ser buenos agentes en tareas como: Eliminación de testigos,

Desinformación a la prensa, manipulación de agentes dobles y control psicológico de empleados.

Diversos manuales de inteligencia, como el “Kubark Manual” de la CIA (1963), detallan técnicas de manipulación psicológica, tortura e interrogatorio que requieren personal con elevada tolerancia a la crueldad. Por lo que no sería descabellado pensar que ciertos perfiles psicológicos se ajustan mejor a este tipo de tareas.

Kevin Dutton, psicólogo y autor del libro «The Wisdom of Psychopaths» (2012), argumenta que ciertos rasgos psicopáticos (frialdad, toma de riesgos, falta de empatía) son útiles en profesiones como la medicina, las finanzas, y especialmente inteligencia militar: “Existe un conjunto de rasgos de personalidad —insensibilidad, crueldad, valentía— que hacen a algunas personas muy eficaces en ciertos roles, incluidos la inteligencia y el ámbito militar». Estudios realizados en Estados Unidos han revelado que una proporción significativa de altos ejecutivos en el mundo corporativo —hasta un 4%— presenta rasgos psicopáticos, muy por encima del promedio poblacional. Estos individuos, lejos de ser detectados como peligrosos, suelen ser percibidos como líderes carismáticos, decididos y altamente funcionales (Babiak, Paul & Hare, Robert D. Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work. HarperBusiness, 2006).

Aunque no se reconoce oficialmente, los procesos de selección en agencias como la CIA, la NSA o el FBI incluyen: Pruebas de personalidad tipo MMPI-2 o PCL-R, entrevistas estructuradas para detectar tendencias narcisistas, maquiavélicas o psicopáticas y simulaciones de presión extrema para observar reacciones ante dilemas éticos.

Evidentemente, no se buscaría reclutar “psicópatas” peligrosos o volátiles, pero sí personas con resiliencia emocional, obediencia extrema y capacidad para mantener secretos a toda costa. Sin embargo, al ser personas con un perfil tan explosivo, también es obvio que serían difíciles de controlar, ya que uno de sus rasgos es su conflictividad a la hora de trabajar en equipo. Por lo que un grupo formado por psicópatas podría autodestruirse si no se controla estrictamente. Por eso, estas agencias deberían de tener sistemas internos de control. Vigilancia cruzada entre agentes, evaluaciones psicológicas periódicas y protocolos estrictos de compartimentación de información. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que estos individuos no conformen la totalidad del equipo —algo difícil de sostener debido a la limitada capacidad de los psicópatas para trabajar de forma cooperativa—, sino que sean seleccionados para ocupar roles clave dentro de la estructura, como líderes operativos o responsables de misiones delicadas.

CONCLUSIÓN:

La posibilidad de que individuos con rasgos psicopáticos podrían formar parte de un grupo secreto encargado de custodiar el secreto OVNI dentro del llamado «Estado profundo» no es descartable desde una perspectiva psicológica y operativa. Si bien el término «psicópata» suele evocar imágenes de asesinos seriales, existe una categoría de personas con estos rasgos que operan con eficacia en ambientes de alta presión, donde la empatía puede ser un obstáculo y la frialdad emocional, una gran ventaja. En un contexto donde la prioridad es preservar secretos a toda costa, y una obsesión casi enfermiza por controlar hasta el último detalle del operativo, la incorporación estratégica de este tipo de perfiles, al mando, podría ofrecer primacías en cuanto a control, manipulación, resistencia al estrés y lealtad funcional. Y más cuando es patente que los psicópatas son perfectos para llevar una doble vida con «normalidad» ocultando a sus familiares y amigos cercanos sus actividades sin levantar sospechas.

Pero quizá lo más perturbador no sea la naturaleza del secreto que se protege, sino el tipo de personas encargadas de custodiarlo. Entonces la verdadera amenaza no radica en lo que se oculta… sino en quién lo oculta y con qué propósito…

Fuente: José Antonio Caravaca. 2025.

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