Grupo Investigación Insólita

Los Amigos y el Terror en un Bar

En una fría noche, todos esperaban cantar la victoria del partido de fútbol. Recuerdo cómo al salir la gente iba toda loca con los cánticos del equipo ganador. Esa noche de noviembre tenían claro que ir con la muchedumbre sería divertido. Una noche cargada de magia y sangre. Había luna llena, esa luz cubría muchas zonas del lugar, un lugar muy alejado y pequeño de Francia. El sitio estaba muy cerca de la frontera de España y ese día, con la gloriosa victoria, Francia, venció a España por goleada. Los hinchas españoles no estaban muy contentos de la derrota —todo por un penalti—. El grupo de gente celebrando la victoria, había varios chicos que decidieron dejar el grupo y tomar la última copa en el sitio.

Entraron en un sitio raro y extraño, todo muy oscuro y gente muy extraña. No sabían qué hacer, sí o no entrar, pues estaban en la misma puerta decidiendo sí o no hacerlo. Uno de ellos, optó por hacerlo y entró. Los demás, vieron que, el amigo entraba y ellos fueron detrás. Recuerdo que, al pedir al barman, los asistentes del bar pararon detrás para hacer sus cosas y se les quedaron mirando. Los chavales, que eran tres, miraron extrañados y siguieron como si nada. Uno de ellos pensó qué les pasaba a esa gente que, cuando pidieron, volvió la gente a hacer sus cosas. Ese mismo amigo miró a una chica muy guapa, del cual, esa chica también hizo lo mismo sonriéndole.

“Fútbol, copas, lugares y gente extraña. Una noche de noviembre húmedo y con luna llena. Noche cargada de magia y sangre” 

La chica se acercó y los chavales se quedaron sorprendidos de la facilidad que tenía y la confianza hacia ellos. Pues bien, la chica se quedó hablando con uno de ellos y los otros dos siguieron hablando y disfrutando de su copa. Mientras tanto, el otro quedó hipnotizado de todo. Ella, aparte de ser joven, rara y de piel blanca, con la mirada hipnotizada. El chico se dejó llevar hasta un punto en que se fue a un reservado, olvidando a los demás y, como no, el tiempo. Pasaron las horas y seguían, pero los amigos ya le avisaron que se querían marchar, pero algo frenó al otro que estaba con la chica hasta tal punto que, los otros se fueron. Quedó solo con la chica y ella le ofreció tomar otra copa e ir a la planta de arriba donde había habitaciones. El chico pensó que era una meretriz o prostituta, pero no, fue algo más que eso.

Al llegar al lugar, ella lo tiró encima de la cama, lo desnudó y le mordió… él se dio cuenta de que era como una vampiresa, pero poco más pensó, no le dio tiempo a más. Ella acabó sin piedad con la vida del chico. Lo dejó seco. A los otros dos amigos, fuera en la calle, a pocos metros del bar, les salió un tipo alto y fuerte, diciéndoles que esperaran que el amigo saldría pronto y volvieron a entrar en el local. Una vez dentro, volvieron a pedir una copa y un hombre raro cerró la puerta de salida. Al parecer no querían que se fueran. Lo que no se dieron cuenta los chicos que, todos, los del bar, todos, eran igual que la chica —vampiros—. No me he extrañó… […]

“La noche es oscura y alberga horrores. Cada día, mucho loco suelto sin fichar por la policía”

Los chicos extrañados por cerrar la puerta, se preguntaron entre ellos por qué cerraron la puerta de salida. Uno de ellos dos entró en la cuenta de que, algo iba a pasar y que no era normal, que dijeran que entraran de nuevo y cerraran la puerta. Los demás vieron el asunto y se preocuparon. Tal como lo cuenta, el otro de ellos le preguntó al del bar qué estaba su amigo y le respondió que ahora vendría. Eso es que, varias mujeres muy guapas se acercaron a los dos chicos y los engatusaron. No sabían qué intenciones tenían, pero les gustaba que esas chicas de buen ver jugaran con ellos. Uno de ellos quedó hablando con una y el otro fue al lavabo, dejó a los demás asistentes a la charla hablando con el otro amigo y fue. Tal como llegó, vio cosas raras, vio una puerta medio abierta y miró. Sorprendido, no supo decir que era todo eso que tenían en el bar.

Pensó que, era fruto de una broma, pero no. Entró del todo y la puerta se cerró. En el suelo tenía como una especie de hilo “tipo trampa”, que al dar con el pie, la puerta se cerró. Se dio la vuelta y no podía abrirla. Vio que el cuarto ese era un lugar de sadomasoquista para torturar y hacer sexo, pero el chico no sabía qué era, todo, para él. En eso es que, desde una cortina, salió un tipo completamente de negro con máscara donde le dio muerte sin piedad. Le sacó la sangre y la repartió con sus vampiros. En cambio, el otro y último amigo, estaba aún con las chicas en el bar sin darse cuenta de que, se había quedado solo. En el pecho, tenía una cruz de Dios colgada del cuello y en eso que, una de las chicas le abrió un poco la camisa y la cruz la cegó.

“Vampiros, sangre y una tapadera como bar. Lugar de paso de turistas para cazar al más pintado”

El chico, al ver que cegó a la chica con la que estaba hablando, las otras se alertaron mirando y cegadas por la cruz se apartaron. Dejaron un buen espacio para que el chico reaccionara y pudiera ir hacia la puerta de entrada. Nadie se acercó al chico y el alertado, volvió a preguntar dónde estaban sus amigos y el hombre grande y fuerte, le comentó que estaban muertos. Todos los integrantes del bar se descubrieron como vampiros con esos ojos rojos y colmillos. El chico seguía acercándose a la puerta con la cruz a la vista, aterrorizado. Sabía que si salía y llegaba al vehículo, podría escapar. Le dio la vuelta a la cerradura y fue hacia el vehículo. Todos los vampiros estaban en la entrada mirándolo con mucha furia, pero el chico solo hacía que dejar ver la cruz que lo protegía. Abrió el vehículo y salió pitando del lugar.

Kilómetros de conducción decidió parar en la comisaría más cercana para denunciar los eventos ocurridos en dicho lugar. La policía, al escuchar su teoría, fantasía y películas, se rieron, pero al final se pusieron manos a la obra y fueron en el coche patrulla. Los agentes pensaron que era una broma, pero cuando veían al chaval hablar muy aterrado, pensando que, podría ser verdad. Por el camino, el chico seguía hablando de los hechos y los policías preguntaban sin cesar. Ellos vieron que la forma de explicar y que no se salía del guion, era posible que fuera verdad de lo que decían. Al llegar al lugar, estaban todos muy tranquilos y el bar, estaba cerrado. Ese local, tenía un cartel de “se vende” y, al parecer, ese cartel, llevaba tiempo colgado en la puerta de entrada. Los policías miraron al chaval creyendo que era todo fruto de su mente enfermiza.

“El escenario, cambios y fuga. Lugares que, pasan desapercibidos y luego, no es lo que parece”

La policía comentó al chaval que no había nadie y él pensó: ¿por qué de la broma? El chaval, decía que no era una broma y que dentro, estaban sus amigos asesinados. Uno de los policías abrió la puerta y entró. No había nada. Todo el local estaba abandonado y mugroso. El chaval, al entrar, miró y, alucinó de no ver lo mismo que hubo cuando estaba. El local estaba completamente cambiado y sí, parecía que el lugar estaba abandonado desde hace mucho tiempo, ¿y mis amigos? —pensó. Miraron bien el lugar y nada de nada. Preguntaron por la zona y nadie sabía nada y nadie vio nada. ¿Dónde estarán mis amigos? —pensó. Pues bien, la policía y el chaval volvieron a la comisaría y dijeron que ya vale de tanta broma. Total, la policía siguió a lo suyo y el chaval se marchó.

¿Dónde estarían esos seres? ¿Y los amigos? Nadie lo sabía y así quedó. El chaval volvió a su casa. Todos preocupados donde estaban sus amigos y no se pudo dar una explicación. Denunciaron la desaparición y, nunca, volvieron a aparecer. El chaval pensó que, eran gente diabólica que limpiaron el lugar y se esfumaron. Nunca más se supo de ellos y el chaval vivió con la pena y la suerte de poder salvar su vida.

Sin más, me despido.

Miguel Ángel.