Grupo Investigación Insólita

El Fenómeno Ovni en Italia

El fenómeno de la observación OVNI nunca se limita a una simple aparición en el cielo. Casi siempre viene acompañado de una escenografía desconcertante, como si algo estuviera representando un espectáculo cuidadosamente orquestado para nuestra mirada. Los testigos se encuentran frente a manifestaciones que desafían toda lógica, comportamientos de objetos o entidades que parecen calculados para provocar perplejidad, asombro o miedo, pero nunca comprensión.
A través de estos encuentros persiste una impresión inquietante: nuestra conciencia está siendo manipulada. Los fenómenos parecen interactuar con nuestra percepción, modificando sutilmente lo que vemos, sentimos o interpretamos. Es como si una fuerza desconocida jugara con nosotros, desviando deliberadamente las pistas para ocultar su verdadera identidad. Las incoherencias, las contradicciones y los detalles imposibles quizá no sean accidentes… sino estrategias.
Porque en el corazón de estas manifestaciones hay algo que evoca indudablemente una inteligencia, una inteligencia humana o al menos humanizada, como si comprendiera nuestra mente desde dentro. Tal vez no sea material en el sentido en que lo entendemos. Tal vez actúe en un nivel desmaterializado, cuántico, donde las nociones de espacio y tiempo dejan de ser límites y se vuelven simples variables.
Una presencia omnipresente, capaz de intervenir aquí o allá, de aparecer o desaparecer, de infiltrarse en nuestras percepciones. Una inteligencia que no solo es extraña, sino más allá de nuestra comprensión, evolucionando en una realidad que roza la nuestra sin revelarse jamás.
Ante ella, no somos solo observadores:
somos espectadores, quizá incluso participantes involuntarios de un juego cuyas reglas desconocemos.

Localización: Case di Mordano, Castelleale, San Clemente, provincia de Rímini, Italia.
Noviembre de 1974. Para Giovanna Sensoli, agricultora de 42 años, no era más que otra tarde ordinaria. Alimentaba a las aves, revisaba las jaulas y recogía los conejos, repitiendo la rutina diaria de siempre.
Todo transcurría con normalidad hasta que algo inesperado llamó su atención: un espectáculo que nunca olvidaría. Mientras realizaba estas tareas, notó un comportamiento extraño en los animales: comenzaron a correr y a esconderse, visiblemente asustados. Intrigada por la repentina agitación, Giovanna levantó la vista para comprender qué ocurría y vio algo completamente fuera de lo común.

Sobre la casa, a la altura del tejado y a unos cuatro metros de él, había un “hombre” suspendido en el aire. Estaba sentado sobre un pequeño objeto rectangular que vibraba lentamente. Parecía examinar los alrededores, moviendo la cabeza como si buscara algo.
Según su descripción, el individuo medía unos dos metros de altura y llevaba un traje muy ligero y brillante cuya superficie reflejaba suavemente la luz, decorado con manchas verdes, rojas y blancas. Llevaba botas parecidas a las de esquí, con tacones cuadrados.
Su rostro estaba parcialmente cubierto por un casco con una visera oscura que dejaba la zona en sombra; sin embargo, a través de esa oscuridad, Giovanna afirmó haber visto ojos humanos. Según ella, hubo un breve contacto visual.

El objeto en el que la criatura estaba apoyada medía unos cincuenta centímetros de alto y parecía un poco más ancho, unos sesenta centímetros. Era rojo y compacto. En la parte frontal, sobre la estructura, había una barra rayada similar a un manillar. El aparato emitía un zumbido agudo y continuo que llamó inmediatamente la atención de la testigo.

Asustada, Giovanna llamó varias veces a su madre, sin obtener respuesta inmediata. Mientras tanto, el hombre suspendido comenzó a desplazarse lentamente hacia el este, atravesando la zona abierta de la propiedad. Al seguir su movimiento con la mirada, notó una luz muy intensa que avanzaba en la misma dirección. Cuando la luz pasó cerca de la propiedad, iluminó intensamente todo alrededor, dejando el patio y la casa completamente visibles durante unos segundos.

Tras cruzar la zona abierta, el hombre se detuvo sobre una pila de paja plana, como si pretendiera aterrizar allí. Giovanna se acercó de nuevo, situándose a una distancia equivalente a la altura de la paja, alrededor de tres metros del ser.
Tuvo la impresión de que él la miraba directamente y que su acercamiento lo incomodaba o atraía su atención de manera indeseada.

Unos instantes después, el individuo siguió hacia el este, acompañado por la luz intensa que se mantenía un poco más atrás. Aproximadamente a un kilómetro en esa dirección se encuentra el cementerio de San Clemente, situado en una pequeña elevación. Giovanna afirmó que el hombre y la luz rodearon el cementerio y lo iluminaron durante unos segundos antes de continuar.
Cuando su madre finalmente salió de la casa, solo pudo ver algo desde lejos, sin suficientes detalles, y mencionó que debía de ser un “paracaidista”.

La electricidad no volvió. El episodio duró unos quince minutos, pero Giovanna nunca olvidaría lo que vio aquel día, convencida de que algo totalmente inexplicable había atravesado su vida por un instante.

El caso fue investigado por Gianfranco Lollino, astrónomo aficionado y director del Observatorio de Saludecio, quien entrevistó a Giovanna Sensoli, analizó el lugar de la observación y descartó explicaciones convencionales. Lollino envió el informe al Centro Ufologico Nazionale (CUN) para un análisis técnico. Sus estudios fueron publicados en 1987 en el Notiziario OVNI (CUN) y en Flying Saucer Review.

El caso también aparece en Alieni in Italia de Moreno Tambellini, ufólogo italiano y miembro del CUN, que reúne décadas de investigación sobre encuentros con entidades y fenómenos no identificados en Italia.

Además, está documentado en el libro Humanoid Encounters 1970–1974: The Others Among Us de Albert S. Rosales.

Fuente: Francois Garijo. 2025.

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