La Casa del Lago: El Misterio que sigue Cobrando Vidas


Relato de la Casa del Lago en los Apalaches

La casa del lago, un lugar emblemático donde muchas personas se pierden durante unos días después de largos días de trabajo. Curiosamente, ese lugar tiene muchas leyendas urbanas de eventos extraños y paranormales. Llego un día de verano, donde dos parejas se marcharon a pasar unos días a tal ubicación, un bosque o ubicación llamada «Los Apalaches». Sin ellos ser conscientes del sitio, se dirigieron hacia allá durante más de 6 horas de viaje. Un trayecto divertido y cargado de naturaleza. Llegó la hora de comer y decidieron parar a comer y estirar un poco las piernas. Vieron un bar o espacio para comer algo extraño, pero fueron porque el hambre era considerable.

Al llegar a la entrada, vieron claramente que, la gente del lugar era muy extraña y poco hospitalaria. Ellos, al entrar, dieron los buenos días como personas educadas, pero nadie contestó. —¿Qué les pasa a esta gente?—Pensó. Claramente, ellos siguieron con su rutina esperando que alguien les atendiera. La cuestión que, se sentaron en una mesa y, al rato, apareció una chica joven, algo rara, extraña y de habla. La chica parecía como gótica y con acento francés. La chica les comentó que deseaban y las parejas pidieron de comer. Anotó lo que iban a degustar y se marchó hacia la cocina. El cocinero era, para verlo, un hombre muy desgastado por la vida y muy dejado.

“Vacaciones oscuras, leyendas y los Apalaches. Zona prohibida para los pocos cautos”

Siguieron en la zona de gustando la cena y el clima cargado de oscuridad. Es algo que no se sabría describir, pero cuando estas cosas pasaban, claramente eran un claro ejemplo de peligro. La zona era claramente hostil. Ellos pensaron tal cual, pero fue evidente que tenían que tener cuidado. Sabían que les faltaba poco para llegar al lugar y no podían seguir con el estómago vacío. El lugar se hizo cada vez más sombrío y decidieron pagar y volver a la carretera. Antes de eso, la camarera les comentó que si iban a la ubicación del lago en los Apalaches y ellos dijeron que sí, pero ella insistió en decir que ese sitio era peligroso y que pasan todo tipo de cosas.

Las parejas se rieron y comentaron que no pasaría nada y que todo eso, era leyendas. La camarera insistió que, incluso, existieron asesinatos o cosas paranormales donde los excursionistas desaparecían. Ese sitio era una ubicación encantada en toda regla. Aun así, no hicieron caso, pagaron y se marcharon. En eso que, en el fondo de ese antro, había una persona de negro que, por la poca luz que había, no veían claro quién era ese hombre solitario sentado mirando fijamente a las parejas. Una de las chicas lo miraba y sintió escalofríos, pero no prestaron mucha más atención y salieron por la puesta dirección al vehículo.

“De camino a la casa del lago y el hombre misterioso sentado solo en la mesa del bar. Raro y extraño”

Llegando al lugar, disfrutaron de los kilómetros que faltaban para llegar a la dichosa casa. Un lugar cargado de magia y oscuridad. Esa casa tenía mucha historia oscura y muchas leyendas de asesinatos. Sabían muchos lugareños lo que pasaba en esa zona, pero muchos que iban, no hacían caso. Muchos no tuvieron suerte. Pasaron dichos kilómetros y llegaron a dicha casa, una casa justo al lado del lago. Todo bonito y tranquilo. Lo primero que hicieron fue aparcar, sacar las cosas del vehículo e instalarse en la casa. La verdad es que la casa era grande, con varias habitaciones y lo que más le chocó a las parejas es que, no hubiera nadie en ella. No existía mucho polvo en el lugar y todo bien cuidado. Ellos siguieron deshaciendo las maletas y pasaron una semana de descanso total —pero no sería todo de color de rosa—.

Las chicas se fueron al lago a bañarse y los chicos terminaron de deshacer las maletas. Las chicas llegaron a la orilla y vieron que el agua era verdaderamente oscura y tuvieron una sensación de miedo. Aun así, poco a poco se fueron metiendo y esperaron que llegaran los chicos. Al otro lado del lago, pudieron apreciar alguien de pie mirando hacia ellos fijamente, pero estaba muy lejos para poder apreciar su cara. Los chicos en ese momento llegaron para meterse en el lago y una de las chicas alertó de alguien al otro lado del lago. Los chicos miraron y se asombraron, decían que se parecía al hombre del bar. Uno de los chicos fue corriendo hacia la casa a coger los prismáticos que tenían y al mirar con ellos, el hombre ya no estaba. —¿Dónde está? —extrañado. En eso que, el otro amigo le comentó que lo dejara y que entrará en el agua. Y así fue.

“Instalados en la casa, baño de descanso, diversión y la noche estaban llegando al lugar”

Los chicos ya sabían que en los Apalaches se hablaba mucho de misterios y cosas de tal calibre, pero ellos claramente se reían de ello. Llegó el momento de ir encendido un fuego fuera de la casa y cerca del lago. Un fuego para hacer de comer y pasar un buen rato. Prepararon la cena y juntos estuvieron cenando y calentitos. En el lugar hacía mucha humedad y frío, por ello, tenían un fuego aprovechando hacer de cenar. Siendo de noche, siempre escuchaban ruidos y las chicas estaban alertas en todo momento. Los chicos, a lo suyo, con las risas, cenando, bebiendo y algo de música. Bailaron, pero los ruidos cada vez eran más extraños. Una de las chicas refirió que algo les estaba espiando, sentía que como si los observaran.

Tenía claro que, en la inmensa oscuridad, había algo. Llegaron a decir si era ese hombre que vieron en el bar y luego al otro lado del lago. Extrañados, siguieron a lo suyo. En ese momento se escuchó algo cerca del vehículo y todos miraron. Rápidamente, se escuchó algo en el agua, como una zambullida de algo. Asustados, fueron poco a poco hacia el vehículo y llegando, vieron algo dentro de la casa. Fueron sigilosamente y vieron que el vehículo tenía las ruedas pinchadas. Aun así, se seguían escuchando ruidos por la zona y en el agua. No sabían qué hacer y uno de ellos, cogió un palo de la leña y fue hacia la casa. Los otros quedaron agazapados en un montículo esperando, pero el caso que, esperaron más de media hora y no pasó nada.

“Noche, Apalaches y misterios. Un lugar maldito de sangre y dolor” 

Al ver que uno de los chicos no salía, fueron los tres hacia la casa poco a poco, pero algo pasó. Alguien apagó con agua el fuego que tenía haciendo un ruido atronador. Los chicos se giraron y vieron una fumata grande de humo, como si alguien tirara agua. Los chicos asustados no sabían qué hacer y siguieron avanzando hacia la casa poco a poco. El otro, había entrado con el palo, pero no se sabía nada de él, ni un solo ruido, nada. Los chicos llegaron a la altura de la casa y no vieron nada raro. En la zona del lago se escuchó otro ruido donde los chicos se extrañaron, y con la luz de la luna y el brillo del agua vieron la silueta de alguien mirando hacia ellos. Esa silueta fue andando sobre ellos con calma y los chicos, al verlo, se metieron en la casa.

Una vez dentro, no había nada extraño, mirando con sigilo todos los rincones, solo quedó el sótano. Ellos sabían que el amigo estaría ahí, no había otro lugar. Mientras esa silueta se acercaba a la casa, una de las chicas apagó las luces y cerró la puerta con cerrojo. Esperaron y, mirando por la ventana, no vieron nada; la silueta había desaparecido. Claramente, el lugar estaba tenso y se respiraba la tensión y el terror. No sabían qué pasaría, pero tenían que seguir buscando al amigo e intentar, escapar del sitio. Así fue, llegaron a bajar al sótano y encontraron al amigo asesinado y descuartizado. Algo lo mató y lo dejó seco de sangre y la falta de algunas partes de la anatomía del cadáver. ¿Quién hizo esto? —dijo el amigo. En ese momento la puerta del sótano se cerró y nunca más salieron del lugar. Solo terminó escuchándose gritos mientras la cámara de esta película o historia sale de la casa, marcha atrás, enfocando la casa y alejándose. Mientras el sonido de los gritos no cesaron.

“La casa del lago en los Apalaches, un lugar donde nunca se sabe qué pasa, pero los nativos siempre dicen que las cosas extrañas ocurren en el sitio”

Algunos testigos dicen que, al día siguiente, la casa está impoluta hasta la próxima visita. Nadie sospecha y nadie sabe, y una vez instalados, empieza la carnicería. A pocos kilómetros del lugar, existe un panel donde la gente cuelga la foto de los desaparecidos, pero como digo, nunca más aparecen.

Saludos a todos.

Miguel Ángel.

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